segunda-feira, agosto 28, 2006

Düsseldorf

Mi viaje a Düsseldorf ha sido, sin duda, el más extraño que he hecho en mi vida. No ha tenido nada que ver con los anteriores, las sensaciones que he ido teniendo han sido de lo más raras, tanto antes, como durante, como después.

Mis ganas de realizar un viaje siempre han ido aumentando según se acercaba el momento. A Düsseldorf tenía más ganas de ir en noviembre, cuando fui a Madrid a hacer el examen de alemán para la beca, que poco antes de coger el avión. Vale, posiblemente sea porque comencé los preparativos un año antes, sin saber lo que me iba a deparar el año siguiente y me encontré con que si no hubiese ido a Düsseldorf, quizá me hubiese podido escapar unos días a las Azores.

Durante el mes allí... si hubiese venido conmigo alguien que me conociera, me hubiera dicho que aquella, simplemente, no era yo. La tarde del 14 de agosto fue la peor del mes. La pasé en casa llorando. Las cosas se me habían acumulado demasiado. Por primera vez, quise volverme a España de uno de mis viajes. Posiblemente Joao tuviera razón y mi actitud no fue la que he tenido en otros viajes, claro, esta vez no he ido a quemarlo todo... (es lo que tiene, Elena). Pero yo sigo siendo la misma y mi manera de ser no cambia, independientemente de la actitud. Así que empecé a comerme la cabeza, pensando que quizá el fallo... era yo. Pero nunca me ha pasado el volver de un viaje sin un "tesorito". Y de Düsseldorf, me he vuelto igual que fui, sólo que con menos dinero, algo más de alemán y la sensación de que absolutamente nadie allí ha llegado a conocerme ni un poquito. Que lo mejor de Düsseldorf han sido los ratos que he pasado hablando con Joao, estar con Guido en Amsterdam y con la Mafs en Bruselas... y después el resto. Que quizá las expectativas eran demasiado altas después del año tan estupendo que he pasado en Portugal. Que tal vez, en el fondo, un viaje en plena depresión post-erasmus no fue la mejor idea que he tenido...

Volver a Madrid fue, de cierta manera, una liberación. Pegarme una fiesta de las mías con Leticia, como en los viejos tiempos... Y ahora saber que dentro de nada regreso a Portugal y que allí está mi gente... No veo el momento de entrar otra vez en el Chemistry!!!

Por supuesto, no tengo que quitar méritos a algunas de las personas que han compartido este mes conmigo. Me hubiera gustado que me hubiesen podido conocer en otras condiciones, en otro estado anímico, vamos, que realmente me hubieran conocido. A pesar de las cosas que muchas veces no me han sentado bien, de algunos comentarios que he oído (a la cara... o no), creo que por allí había algún que otro gran corazón suelto. Eso es lo que me llevo de Düsseldorf.

Y lo demás, ni fú ni fá.